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#02 Mujeres trabajadoras

  • Foto del escritor: mariasilvam
    mariasilvam
  • 15 abr 2016
  • 4 Min. de lectura

A continuación comparto una entrevista realizada por Diana Broggi y Juan Manuel Erazon, pertenecientes a la revista Cambio del movimiento popular argentino Patria Grande, el marco del Encuentro Nacional de Mujeres del año pasado. Se entrevistó, por un lado, a Ema Penoni y Claudia Silva, ambas cartoneras y referentes del Movimiento de Trabajadores Excluidos; y, por otro lado, a Guadalupe Santana y Ana Clara Moncada, delegadas de la Asociación de Empleados del Poder Judicial de CABA (AEJBA). Lo que significa para ellas la lucha por los derechos de las mujeres.

Cambio: ¿Cuál es el rol de la mujer en la economía popular?

Ema Penoni: Yo creo que el rol de la mujer es muy importante en la economía popular. Una siempre pelea por lo que quiere, muchas veces deja a su familia de lado. Las mujeres somos las que tomamos las riendas en este sector, sin desmerecer al hombre, claro, pero la realidad es que aportamos mucho a esto.

C: ¿Cuáles son la principales problemáticas que sufren trabajando, en los barrios, en las casas?

EP: Yo gracias a Dios no sufro violencia de género, pero muchas compañeras sí. Por ejemplo yo estoy coordinando la etapa 2 (recolección de bolsones), y somos 5 compañeras, y una de ellas el otro día nos planteó que el marido no quiere que siga trabajando en esto, y un montón de cosas más. Entonces una está con las manos atadas, y es complicado meterse en la pareja para decirle “no le hagas caso”. Ella iba a ir al Encuentro y ahora con todo esto no va a ir, así que ahí te podes imaginar el grado de violencia que hay. Y una muchas veces no sabe cómo actuar.

Claudia Silva: Es importante tener una comunicación entre las diferentes mujeres y siempre hacer sociales entre nosotras. Muchas no sabemos cómo expresarnos o cómo salir de cualquier dificultad, por eso es importante estar juntas. Donde trabajo yo las principales problemáticas, tanto las cartoneras como las que no son cartoneras, se ven a diario. Por ejemplo, ahora estamos con una consejería contra la violencia de género, acá tratamos de escucharlas, de acompañarlas en todo lo que podemos, y averiguar cómo darle una mano. No es solamente violencia de género, hay mujeres que vienen y te dicen, “mira, no tenemos laburo, no podemos salir adelante” y tratamos de darles una mano.

C: ¿Qué importancia toma entonces ir al ENM?

EP: Es muy importante, porque hay muchas mujeres que les cuesta decir lo que realmente está pasando en sus casas. Yendo ahí, en medio de gente que no conoce, hay muchas situaciones que ayudan a la compañera a soltarse y contar lo que realmente le está pasando. Creo que es una manera de que la mujer, más allá de irse dos o tres días de la rutina de su casa, también participa de algo productivo para su vida personal.

CS: El ENM es un espacio donde nosotras podemos expresar todo lo que pasamos, tanto en la vida, como en el barrio, en el trabajo. También podes hablar del maltrato hacia la mujer, el aborto, y el derecho que tenemos, así como tiene el hombre, de tener voz y voto en todos lados, algo que fuimos logrando a lo largo de la historia. También es encontrarse con mujeres de otros lados, de otros rubros, no sólo cartoneras sino militantes. Y sentirnos libres de cantar, gritar, reír, que nos escuchen a nosotras. Lo más importante es la marcha, marchar todas juntas, unidas, levantar nuestras banderas sea del movimiento o de las cooperativas. Para mí fue una experiencia muy grande en Salta, ahora ir a Mar del Plata con otras compañeras, muchas que vamos a conocer ahí, es un privilegio, un gran logro. Es muy importante que la mujer de la economía popular participe de un evento así. Y que no quede en la nada, seguir en contacto con otras mujeres, haciendo talleres, compartiendo, debatiendo.

***

Ana y Guadalupe son delegadas desde el año 2011, las entrevisto haciendo un recorrido de su historia como activistas sindicales y las particularidades de serlo como mujeres. Ambas destacan como un hecho común su afiliación a partir del asesinato de Mariano Ferreyra. Les pregunto si hay otras delegadas, Ana comenta que “el cupo femenino se cumple, pero hay dificultades que son las que atravesamos las mujeres en general para la participación política, por ejemplo muchas de las reuniones son en horarios donde muchas compañeras tienen que ir a buscar a sus hijos al colegio.”

Guadalupe completa diciendo que “la participación de las compañeras en las reuniones de delegados merma mucho y ni hablar de compañeras que toman la palabra en esos ámbitos”. Ante esto surge la pregunta en torno a las reivindicaciones, ellas explican que uno de los primeros pasos que dieron fue la creación de la comisión de género, aspirando a que tenga mayor institucionalización y desde allí han fortalecido la organización de las trabajadoras judiciales.

La ausencia de convenios colectivos de trabajo es un problema de todos los trabajadores y trabajadoras judiciales, pero impacta fuertemente en las mujeres. Al respecto Guadalupe explica: “el no tener licencias de paternidad y maternidad o distribuir el cuidado de los niños es algo recurrente; por otro lado el tema de la violencia laboral es uno de los grandes emergentes atravesados por la cuestión de género”. Ana agrega que “cuesta mucho denunciar al jefe o jefa”.

A su vez las delegadas ponen el acento en otra cuestión que muchas veces permanece naturalizada y tiene que ver con que: “las compañeras tienen una disyuntiva entre su carrera laboral y el ser madres, elegir ser madres es abandonar la carrera profesional”.

Matices en la construcción de un rol

En cuanto al proceso de asumirse como delegadas y construir este rol les pregunto acerca de las dificultades y satisfacciones. Ana en primer lugar expresa que “lo que más me costó fue la formación, que implicó buscar herramientas para asumir el luchar como delegada. Luego desde la perspectiva de género también fue un proceso de lecturas y estudio para poder construir un posicionamiento. Por otro lado lo más lindo al día de hoy es haber consolidado la comisión de género y la perspectiva de que se convierta en una secretaría.”

Guadalupe reflexiona en torno a la pregunta y comenta que lo que más le cuesta es construir un temple acorde a la máxima de Tosco: “nada debe desalentarnos, nada debe dividirnos, nada debe desesperarnos”. “Porque a veces sentís que se te viene el mundo abajo, porque no hubo respuesta, porque convocaste una asamblea y no salió…” Al mismo tiempo saber que el lugar de delegada es muy expuesto y también hay cosas que te llenan de orgullo.


 
 
 

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